La Narrativa como Herramienta Fundamental en la Interpretación del Mundo
Para explorar este concepto, es esencial remontarnos al origen de la vida en la Tierra, donde un intrigante algoritmo se instauró para asegurar la supervivencia y evolución de los seres vivos. Este algoritmo simplificado dicta que cada entidad debe crecer, aprender, procrear y transmitir información a su descendencia, mientras busca prolongar su existencia.
Imaginemos que esta evolución a lo largo de millones de años nos ha dotado de dos componentes: el cuerpo, nuestro hardware, y la mente, nuestro software. Nuestro hardware, compuesto por sentidos que interpretan el entorno, actúa como los sensores de un computador. Estos sentidos captan solo una fracción de la vasta información presente, y es aquí donde la narrativa desempeña un papel crucial.
Nuestro cerebro, especialmente la neocorteza, interpreta constantemente la información sensorial, incluso aquella fuera de su alcance. La narrativa surge como la herramienta mediante la cual damos sentido a lo desconocido, a lo incomprensible. Aunque nuestros sentidos no captan todos los espectros de luz, nuestro cerebro construye historias para comprender lo que percibimos.
La narrativa se convierte así en un proceso de interpretación en forma de historias, un mecanismo esencial para comprender y procesar la realidad. Aunque la escritura y otros medios formales de narración surgieron en un momento específico, la esencia de la narrativa ha estado presente en la humanidad desde tiempos inmemoriales. La interpretación narrativa de la realidad no solo se manifiesta en las historias que compartimos con otros, sino también en las historias que nos contamos a nosotros mismos.
La gestión de nuestra propia narrativa interna se vuelve crucial, ya que afecta directamente nuestra percepción del mundo y nuestras respuestas emocionales. La depresión, el resentimiento y otras emociones negativas a menudo están vinculados a las historias que nos contamos. Es fundamental reconocer que, como adultos con información adicional, podemos reelaborar nuestra narrativa personal para adaptarnos a una comprensión más completa y saludable.
La narrativa, por lo tanto, no es simplemente un arte o una habilidad para escribir historias; es la lente a través de la cual los humanos interpretamos el mundo. Desde los primeros relatos orales hasta las complejas obras literarias, la narrativa ha sido la piedra angular de nuestra conexión con la realidad y con los demás. Al entender la narrativa como una herramienta esencial para la interpretación del mundo, podemos ganar un mayor control sobre nuestras percepciones y, en última instancia, sobre nuestra propia vida.
